Por Renato Perez
El 16 de diciembre de 2012, el fútbol brasileño y sudamericano se vistió de gala. En una final para el recuerdo, Corinthians, con un gol de Paolo Guerrero, derrotó al poderoso Chelsea y se coronó campeón del Mundial de Clubes. Doce años después, este triunfo sigue siendo recordado como uno de los más grandes logros del fútbol brasileño en el siglo XXI.
Corinthians, en ese entonces dirigido por Tite, llegaba a la final del Mundial de Clubes como el representante de Sudamérica. Su rival, el Chelsea, era el vigente campeón de la Champions League y contaba con un plantel repleto de estrellas. Sin embargo, los brasileños demostraron una gran solidez defensiva y aprovecharon una oportunidad clave para llevarse la victoria.
El gol de Paolo Guerrero, anotado a los 69 minutos del partido, fue un mazazo para el Chelsea y una explosión de alegría para los aficionados corinthianos. El delantero peruano, que ya era una figura clave en el equipo, se convirtió en el héroe de la noche al anotar el tanto que le dio el título mundial al 'Timão'.
El triunfo de Corinthians en el Mundial de Clubes fue un hecho histórico para el fútbol brasileño. El 'Timão' se convirtió en el último equipo sudamericano en conquistar este torneo, poniendo fin a una racha de dominancia europea. Además, el título obtenido en Japón sirvió para reafirmar la calidad del fútbol brasileño y demostró que los equipos sudamericanos podían competir al más alto nivel a nivel mundial.
Aquel equipo de Corinthians, dirigido por Tite, dejó una huella imborrable en la historia del club. Jugadores como Cássio, Ralf, Paulinho y Paolo Guerrero se convirtieron en ídolos de la afición corinthiana y fueron fundamentales para conseguir el título mundial.
Para Paolo Guerrero, el gol en la final del Mundial de Clubes fue uno de los momentos más importantes de su carrera. El delantero peruano se consolidó como uno de los mejores jugadores de América y su reputación a nivel mundial se incrementó considerablemente.
Doce años después, el triunfo de Corinthians sobre Chelsea sigue siendo un recuerdo imborrable para los aficionados del fútbol brasileño. Aquel partido fue una muestra de que el fútbol es un deporte lleno de sorpresas y que los equipos sudamericanos siempre son candidatos a dar la sorpresa en los torneos internacionales.
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